lunes, 20 de octubre de 2014

IDENTIDAD, AUTOCONCEPTO Y AUTOACEPTACIÓN

Muchas veces en la vida nos preguntamos ¿quién soy yo realmente?
Las transformaciones tan rápidas que sufre nuestra sociedad y el cambio permanente nos llevan muchas veces a dudar o a cuestionarnos acerca de nosotros mismos y hacia dónde estamos yendo. Para responder a estas preguntas necesitamos saber sobre nuestra identidad,  que según  Erich Fromm plantea: "esta necesidad de un sentimiento de identidad es tan vital e imperativa, que el hombre no podría estar sano si no encontrara algún modo de satisfacerla".

El desarrollo personal y social saludable requiere aprender a conocernos y valorarnos. La identidad es como un sello personal, es la que me identifica como único e irremplazable y me distingue de todos los demás.  Es la que me hace ser yo mismo. La identidad depende de nuestra historia, de cómo nos hemos relacionado con el mundo y del lugar en que vivimos. Tiene que ver con la vida misma.

Identidad presupone saber cuáles son  nuestras capacidades, intereses, actitudes, metas, normas y valores. Es  conocer quiénes y cómo somos y que eso nos guste de nosotros; es tener presente qué queremos y cuáles son nuestros objetivos en la vida y luchar por conseguirlos.

La identidad se construye día a día y llega a su maduración después de la adolescencia.

Como padres y madres es necesario en primer lugar, conocernos a nosotros mismos y estar seguros de que somos los  padres y  madres que deseamos ser. Conocer cómo soy como persona me facilitará la relación con los que me rodean y en especial mejorará el vínculo que pueda establecer con mis hijos/as.

Los adultos que queremos que los niños/as crezcan sanos y saludables, deberíamos proponernos conocer a fondo a los pequeños. Poder reconocerlos por su manera de hablar, de querer, de escribir, de caminar, de hacer las cosas, significa que hemos conocido su identidad personal. Todas estas cosas los diferencian de los demás y los hace especiales. Si además reconocemos cuáles son sus gustos, sus preferencias, sus habilidades eso nos ayudará a reforzarlos positivamente y estos halagos harán que ellos se desarrollen fuertes y seguros  y les servirá para afirmarse y quererse más. Podrán así tener una alta autoestima.
El autoconocimiento y la autoaceptación están directamente relacionadas y dependen de cuánto yo pueda  distinguir y conocer mis capacidades únicas y mías  y del reconocimiento que los demás hagan de ellas.

Podemos favorecer una  identidad sana en nuestros niños/as si logramos conocerlos más y resaltar periódicamente sus aspectos característicos positivos con una palabra de afecto, un halago o un reconocimiento público de sus virtudes.



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