viernes, 26 de diciembre de 2014

Experiencia vivida y contada por la voluntaria Maca Guatrochi



Aprovecho esta oportunidad para expresar lo que significó para mí compartir todo el año junto a ustedes y  la Escuela Héroes de Malvinas.
Todo comenzó cuando  Marce me contó que hacía un tiempo trabajaba en la Fundación y me invitó a participar, así fue como los contacte. Moni me contó cómo había nacido esta fundación y  todo el trabajo que realizaba el equipo y me entusiasmó de inmediato. Yo tenía experiencias con adolescentes y con adultos mayores, y me interesó trabajar con niños/as, por lo que me ofrecí para el voluntariado en los Talleres psicosociales. ¡Iba a ser un nuevo desafío!
Ceci y Dano dieron una capacitación y después de un tiempito comencé con muchas expectativas y emoción a participar de los talleres con Cande y Tomás, y más adelante Kari.
A lo largo del año tuve muchos aprendizajes. En primer lugar, lo que me llamó la atención fue cómo se visualizaba en la práctica aquello que hasta el momento eran palabras desconocidas  para mí, tales como “Moldeamiento”, “Ensayo”, “Retroalimentación”. Al observar los talleres y luego elaborar  los informes, pude entender la dinámica de trabajo y los objetivos que perseguíamos como equipo a lo largo del año. A medida que pasó el tiempo, ya no podía distinguir la teoría de la práctica. Se naturalizaron en mí algunas cosas, como el refuerzo positivo y el aprendizaje a través de la recreación.
Tanto se naturalizó que sin darme cuenta, me encontré muchas veces hablando con mis amigas remarcándoles sus características positivas únicas; a mí aceptando que el enojo y la tristeza son emociones que pueden suceder o pensando en el termómetro del enojo para reflexionar en qué nivel estaba; ayudando a mi sobrinito a resolver los conflictos, siguiendo junto a él los pasos para lograrlo y pensando en las alternativas posibles que existían para solucionar el problema, o diciéndole a mi hermano que era “Autoritario”…
Por otro lado, comprendí que nuestro trabajo iba más allá de los objetivos propuestos en los talleres… ¡Los talleres psicosociales eran solo un pedacito de un trabajo más grande! Nosotros debíamos reforzar y seguir trabajando lo que se lograba en los talleres para padres y en los talleres docentes en la escuela.
Así, terminé de entender lo que tantas veces leí como misión de la Fundación: desarrollo e integración familiar. Era un trabajo conjunto, en equipo… ¡No eran talleres aislados! Trabajar con los niños/as en la Misión Hogareña, logrando que realizaran actividades junto a sus familias; que las seños también participaran en representaciones, reforzando positivamente a los niños/as, demostrándole cariño, trabajando durante la semana lo realizado en el taller, sugiriendo, ayudando a la integración de niños/as al grupo, etc… Fueron indicios de que el trabajo esperado se estaba cumpliendo.
 Recuerdo cuando la seño Cari nos contó que en las evaluaciones en lugar de marcar “x” errores, había decidido destacar los aciertos logrados por los niños/as, y también colocar caritas felices en una cartulina pegada en la pared a los niños/as que realizaban las Misiones Hogareñas. Este tipo de cosas son algunas de las que me demostraron que existían transformaciones a partir del trabajo de Ictus.
¿Qué más decir? Comprender y realizar el trabajo de la Fundación hizo que realmente me sintiera parte. Sé que en esto Tomás y Cande tuvieron mucho que ver ya que fueron mis grandes maestros. Verlos a ellos coordinar los talleres, hablar con las seños y con los niños/as, hizo que aprendiera y mucho… Las sugerencias que recibía de su parte nunca fueron tomadas por mí como una crítica, siempre intenté incorporarlas y tratar de mejorar en los próximos talleres. Como equipo, junto a Kari, también hacíamos sugerencias, y todas fueron tenidas en cuenta para los próximos talleres. ¡Sentí por primera vez en un trabajo que lo que mis coordinadores decían y hacían estaba en plena Armonía y Coherencia! La manera de trabajar con las seños, con los niños/as, era igual para mí. Sentí que muchas veces me reforzaron positivamente y si debía que mejorar algo, siempre encontraban la mejor manera para comunicarlo. Creo que cuando te sentís parte de algo, y algo tan lindo como Ictus, hace que adoptes sus valores y trabajes con un compromiso mayor.
En la Escuela Héroes de Malvinas nos trataron muy bien, desde la señora que nos había la puerta, las seños que se encontraban en la sala de maestros hasta  la señora que atendía la cantina. Es gratificante trabajar en ese tipo de instituciones, en donde el respeto y buen trato es fundamental.  Además me llevo Todo el cariño y sonrisas recibidas de los niños/as.
Es difícil sugerir algo a un equipo y una Fundación que me dio Tanto. No sólo crecí profesionalmente sino como persona. Estoy Totalmente Agradecida de haberlos cruzado en mi camino. Sé que aún no conozco a todas las personas que conforman este equipo tan grande, pero estoy que segura que todas poseen la excelente calidad humana de los que sí conocí, ya que si no fuese de esa forma, no sería posible trabajar y lograr lo que hacen. Espero poder seguir compartiendo más años de trabajo juntos.

Llegue a la Fundación para brindar algo y les aseguro que al final soy yo la que me llevo más… ¡Mucho más!

Simplemente… GRACIAS!




Maca Guatrochi. 
Voluntaria Talleres psicosociales de niños. 
Fundación Ictus

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