jueves, 7 de mayo de 2015

Educar con afecto

Las expresiones de afecto, como las palabras cariñosas, las caricias, los besos, los elogios, los actos amables, el reconocimiento de logros y cualidades, son acciones necesarias para que los niños y niñas crezcan emocionalmente y puedan mantener relaciones de confianza, seguridad y respeto con los demás.
Dar afecto es el acto educativo más profundo de todos.
¿Cómo hacerlo? Aquí te dejamos algunas sugerencias...
Expresar el afecto de manera clara:
Si en alguna ocasión es necesario llamarle la atención, esto no significa que después de haberlo hecho, no le hagamos, por ejemplo, una caricia. Es importante reconocer que la convivencia que mantenemos con él a lo largo del día está llena de múltiples satisfacciones.
Reconocer los logros y corregir sus errores de manera constructiva:
Expresá tu emoción y tu agrado al verlo que avanza en su desarrollo personal. Si comete un error dale sugerencias para mejorar. Así sabrá que nadie es perfecto, pero que todo logro, así sea pequeño, será valioso.
Escuchar y hacerse entender:
Es recomendable no discutir con los niños, cuando quieran algo que no sea razonable para tal o cual momento. Por ejemplo, suelen pedir muy seguido golosinas o juguetes y gritar si se les niega. En este caso te sugerimos repetir sus palabras: “sí, ya sé que querés la golosina”; luego, darle una razón: “pero antes de la hora de la comida, no debemos comer dulces”, de lo que se infiere algo muy claro; “ahora no comeremos golosinas”. Por lo general los niños insisten, por ello es necesario repetirlo una o varias veces para que comprenda razones y no imposiciones del adulto, esto permitirá que entienda mejor las cosas.


martes, 5 de mayo de 2015

Experiencias que inundan el alma y animan a seguir...

"...En otra ocasión, un papá separado, en su ocasional visita programada judicialmente, estaba junto a su nena en un consultorio externo, esperando la consulta al doctor, pero había muchos niños antes de ellos, así que debían armarse de paciencia y esperar. La nena concentrada en su celular, ni siquiera se interesó en lo que yo hablaba, solo me miró cuando le pregunté su nombre, y si quería un boletín de regalo, me dijo que sí, la recibió y siguió con su celular. Yo insistí en su papá, de que probara interactuar con ella, aunque sea con alguna de las actividades que estaban en el boletín, y me retiré luego. Unos treinta minutos después, al pasar por ese pasillo una vez más, el papá estaba abrazado a la nena, haciendo una de las actividades, y al verme me guiñó el ojo. Fue un hermoso momento y una foto inolvidable".

Esto nos contó Cristian, un Promotor de Salud de la Biblioteca Ambulante "Mientras esperamos..."